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martes, 24 de junio de 2014

CÓMO COMPARTIR TU FE EN EL TRABAJO

Como cristiano, eres un embajador con todas las credenciales del imperio de Jesús, el Gran Rey del universo. Dios te ha confiado el mensaje de la reconciliación, las buenas nuevas de que Jesús reconcilia los rebeldes con Dios. Eso es tan cierto desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde de lunes a viernes como lo es en cualquier otra hora de tu vida. Cuando vas a la iglesia, eres un embajador del Rey. Cuando sales con amigos, eres un embajador del Rey. Cuando vas al trabajo, cuando te reúnes con un cliente, cuando participas en una reunión, cuando trabajas en un proyecto, cuando clavas un clavo, cuando creas un plan, cuando escribes un reporte, sigues siendo un embajador del Rey.
La evangelización no es el propósito principal de nuestro trabajo. La Escritura nos revela todo tipo de propósitos y motivaciones para nuestro trabajo. Sin embargo, no debemos engañarnos. Uno de los propósitos es el evangelismo. Siempre somos embajadores en nombre de nuestro Rey, y eso incluye el tiempo que pasamos en nuestros puestos de trabajo.
Entonces, ¿cómo podemos fielmente compartir el evangelio con las personas en el trabajo? Aquí hay cinco sugerencias.

1. Haz un buen trabajo como cristiano

Cuando tengas la oportunidad de hablar del evangelio a uno de tus compañeros de trabajo, asegúrate de que ya has estado mostrándolo por medio de ser un buen trabajador. Crea una buena reputación como alguien que trabaja con propósito, creatividad, bondad, y ánimo. Entonces, cuando llegues a compartir el evangelio, la gente verá cómo reflejas el carácter de tu Rey.
Puedes sostener tus retos profesionales a la luz del evangelio y reflexionar sobre cómo puedes aproximarte a ellos, "como para el Señor" (Colosenses 3:23). ¿Te pondría Jesús a tomar atajos en ese proyecto? ¿Haría que engañaras al cliente haciendo un trabajo barato? ¿Le gustaría el que trataras mal a tus empleados cuando cometen errores, incluso errores tontos? ¿Haría que pasaras todo un día con depresión en un espíritu de resentimiento e ira? No. Él te haría enfrentar tus retos con la fe de que, al final, cada desafío viene de su mano. En medio de todo esto, Él te haría "brillar entre ellos como estrellas en el cielo mientras te aferras a la palabra de vida" (Fil. 2:16). De esta forma, el evangelio del que hablas será confirmado a los ojos de aquellos que te observan.

2. Aprende a traer a Dios a la conversación

¡Sí, simplemente menciónalo! Deja que las personas sepan en una forma natural, tranquila y confiada que eres cristiano. ¿Por qué tantos creyentes tratan de mantener su cristianismo en secreto? Todos queremos que alguien se nos acerque y nos pregunte sobre el cristianismo (ya que nos ahorra la incómoda experiencia de tener que empezar esa conversación nosotros mismos), pero a menudo ni siquiera damos la oportunidad de que lo hagan.
Deja que las personas sepan en una forma natural, tranquila y confiada que eres cristiano.
Cuando alguien te pregunte qué hiciste el fin de semana, diles que fuiste a la iglesia. Menciona el estudio bíblico al que asistes los martes por la noche. No solo susurres, "Lo siento, no puedo ir a tu fiesta de cumpleaños, estoy ocupado". Di: "No puedo ir porque planeé trabajar en unas cosas en la iglesia este fin de semana". No tienes que ser desagradable ni irresponsable al respecto. Solo asegúrate de que te identificas públicamente con Jesús. Que la gente sepa de alguna manera que eres cristiano, y no censures mentalmente tu cristianismo en tus interacciones y conversaciones. Te sorprenderás de cómo muchas veces la gente va a aprovechar la oportunidad de hablar en base al poquito de información que les has ofrecido. Muchas veces las personas están más interesadas en las cosas espirituales de lo que piensas. Sólo necesitan un poco de permiso de tu parte para sentirse libres para hablar de ello.

3. Construye relaciones más allá de la oficina

Esfuérzate por romper las barreras personales/profesionales que se puedan formar entre tú y tus compañeros de trabajo. Por supuesto, no debes dejar que tus relaciones se vuelven inapropiadas en ningún modo. Sin embargo, si vas a compartir el evangelio con alguien, eventualmente vas a tener que hablar con ellos acerca de algo distinto del trabajo.
La verdad es que esto no es algo demasiado difícil de hacer. Compartan una taza de café después del trabajo. Haz preguntas que vayan más allá de la superficialidad que a menudo marca las oficinas. Dale un poco de información acerca de ti mismo para que la otra persona también se anime a compartir. Habla acerca de tu familia. Sé honesto acerca de algunas de las luchas en tu vida, o habla acerca de tus esperanzas para el futuro. Con el tiempo, con tus preguntas, tu apertura y tu interés en la vida de ellos, comunicarás que te preocupas mucho más profundamente acerca de ellos que solo por los talentos que aportan a la empresa. Te preocupas por ellos. Van a estar mucho más atentos a escucharte hablar del evangelio si saben que no son solo una pieza más en el equipo profesional.

4. Utiliza el testimonio de la iglesia

A medida que construyes relaciones con la gente, busca la manera de involucrar a otros creyentes de tu iglesia también. Uno de los grandes testigos del evangelio en el planeta es el amor que los cristianos se tienen los unos por los otros (Juan 13:34-35). Si tú y algunos amigos de la iglesia van a salir juntos, invita a uno de tus compañeros de trabajo a venir con ustedes. La conversación no tiene que ser explícitamente espiritual. A veces las interacciones entre un grupo de cristianos normales, interesantes, divertidos e inteligentes, cambiarán toda la perspectiva de una persona sobre el cristianismo. También invita a tus compañeros de trabajo a los servicios de adoración de tu iglesia. Deja que vean lo que es para un grupo de cristianos reunirse y tomar en serio su fe. Muchos nunca han visto nada de eso, y experimentarlo puede plantear todo tipo de buenas preguntas en sus mentes. Jesús llamó a que sus seguidores se reunieran en iglesias por una razón. Tu familia eclesiástica puede ser un gran recurso evangelístico. Permíteles que sean tus compañeros de trabajo en la medida en que te aferras a la palabra de vida en tu lugar de trabajo.
Deja que vean lo que es para un grupo de cristianos reunirse y tomar en serio su fe.

5. Ten una mentalidad de tu trabajo como "campo misionero"

¿Has considerado que una de las razones por las que Dios te ha puesto en tu trabajo es para que puedas entrar en una subcultura particular con la gracia del evangelio? En nuestra sociedad hay un sinnúmero de grupos de personas que comparten mucho en común simplemente porque trabajan en el mismo campo. Hablan la misma jerga; luchan con los mismos problemas; hacen muchas de las mismas preguntas. Y, tristemente, en muchas de esas subculturas la verdad del evangelio es una rareza. Por ejemplo, me imagino que yo (Sebastian) soy uno entre un número muy pequeño de cristianos que trabajan en el espacio creativo del Internet en la actualidad. Eso significa que tengo el privilegio de ayudar a entrar en esa subcultura con las buenas nuevas. ¿En qué grupo específico te ha puesto el Rey a trabajar todos los días? ¿Arquitectos? ¿Profesores? ¿Vendedores de autos? Pensar acerca de la misión de esa manera nos ayuda a no desanimarnos por el hecho de que hay millones que necesitan salvación. Más bien, somos animados por la idea de que nuestro Rey nos ha enviado a una red específica de amigos y relaciones en las que podemos hablar verdades rara vez oídas.
También podrías considerar el llevar tu trabajo a otra parte del mundo, incluso a los lugares a los que les es difícil a los misioneros ir. La globalización del mundo de los negocios es uno de los desarrollos más importantes en la historia de las misiones. ¿Por qué no considerar ser un ingeniero en Shanghai? ¿Por qué no crear tu negocio en Dubai, Estambul o Moscú, donde millones de personas de cientos de nacionalidades viven y trabajan todos los días? Estos lugares necesitan un fuerte testimonio del evangelio. Misioneros que ya están en estas ciudades serán alentados profundamente por otros cristianos que se muden allí y pongan también sus manos en el arado.
Nota del editor: Este extracto es una adaptación de Greg Gilbert y el nuevo libro de Sebastian Traeger: The Gospel at Work: How Working for King Jesus Gives Purpose and Meaning to Our Jobs (El evangelio en el trabajo: Cómo trabajar para el rey Jesús da sentido y significado a nuestras vidas), Zondervan.

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